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"Amo San Luis, es el equipo de mi ciudad"

  • Fernando Basualto Ansaldo
  • 8 mar 2024
  • 6 Min. de lectura

Daniela Carreño, jugadora del fútbol femenino de San Luis de Quillota y sus días en la Universidad de Tsukuba en Japón.


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Nela, como la conocen sus amigas, se toma un respiro en su ajetreada rutina y conversa con SoyCanario sobre cómo tomó la decisión de dejar su tierra y embarcarse hasta el país del sol naciente.


-Cuéntanos un poco de los inicios ¿cómo nace esta idea de irse a Japón?


No fue sencillo, todo nace en tiempos de pandemia. Me había titulado recién de Profesora de Educación Física en la Universidad de Playa Ancha y me fue imposible encontrar trabajo en lo mío. Como tenía tiempo disponible, empecé a investigar sobre Japón, un país que llamaba mi atención por mi gusto en el Animé y su cultura. Así nació la idea de buscar alguna alternativa de crecimiento profesional sin tener que pagar. Así fue como llegué al canal de un YouTuber mexicano, quien hablaba de una beca que se realizaba en Japón y comencé a investigar sobre ella y si era o no tan buena. Esta beca financiaba no solo lo académico, sino que también te asignaba un dinero mensual, por lo que podría cubrir la estadía y solo dedicarme a estudiar. Era la oportunidad de la vida.


-A buenas y primeras suena interesante, ¿qué vino despúes?


Empecé a analizar las posibilidades. Quería una universidad que estuviera dentro del programa de estudios pero que sobre todo tuviera fútbol femenino. Así fue como llegué a la Universidad de Tsukuba (dentro de las 10 mejores de Japón). Ahí comencé a hacer contactos y dí con el Magister Sport and Olympic Studies Master dedicado al desarrollo del deporte y estudios olímpicos que se impartía en inglés.


-El idioma abre puertas, dicen por ahí.


Esa fue una de las razones por las que no postulé al programa de forma inmediata. Me tuve que preparar, hice cursos de inglés y japonés por un período de 2 años para poder postular.


-¿Recibiste ayuda en este período de postulación?


Si. Tuve la oportunidad de conocer a un sensei de la India, quien realizó el programa y se quedó trabajando en la universidad. Él se encarga también de traer personas que estén interesadas en desarrollar este programa desde todas partes del mundo. Trabajamos y estuvimos en contacto por 2 años, donde tuve que desarrollar una propuesta de investigación.


-Hubo períodos difíciles, me imagino.


Los hubo. Luego de 2 años trabajo para poder obtener la beca, vinieron algunos problemas personales y el fallecimiento de mi papá y pensé en no postular. Pero el sensei me contuvo y me comentó que la universidad se había ganado la posibilidad de recomendar personas para la beca y que las opciones de lograrlo eran mayores. A pesar de todo, postulé al programa. Fueron dos meses de mucha tensión esperando los resultados para ingresar al programa y me aceptaron. Luego vino la espera por el resultado de la beca, la que felizmente también conseguí.


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-¿Qué arrojó la investigación realizada durante la preparación?


No hay mucha información sobre el fútbol femenino, sin ir más lejos, en la actualidad Chile cuenta con solamente 2 investigaciones sobre ello.


-¿Cómo fue la experiencia los primeros días?


Es primera vez que salgo del país, que salgo de mi casa y de mi zona de confort. Pensé que era independiente, pero la soledad pesa. Gracias a Dios me encuentro bien, el apoyo de todos quienes me quieren se siente y eso me ayuda a estar bien y enfocada en lo que estoy haciendo.


-¿Qué tal la vida en Japón?


Acá el sol sale a las 5 de la mañana y a las 5 de la tarde está oscuro. El día comienza muy temprano para el común japonés, por lo que si te levantas tarde pierdes gran parte del día con sol. A las 11:30 las personas ya están almorzando, por lo que tuve que cambiar toda mi rutina diaria. El arroz te acompaña en el desayuno, almuerzo y en la cena.


-Volviendo a los inicios, ¿cómo nace el amor por el fútbol?


Yo comencé jugando básquetbol a los 11 o 12 años con el profesor Julio Madriaza en San Luis junto a un grupo de amigas. En mi tiempo, el fútbol femenino no era tan desarrollado ni había tantas personas interesadas en jugar, era difícil. Luego se descontinuaron las prácticas de básquet y con unas compañeras supimos de que en La Said realizaban partidos y empecé a jugar con el profesor Fernando Mondaca. Como a los 15 años hablé con Maite Riquelme y nos fuimos a probar a Everton. Mi mamá no quería que fuera, pero me dio permiso. Fuimos 7 niñas a probarnos y quedamos seleccionadas en la categoría Sub17.


-Se hacía difícil viajar a entrenar estando en el colegio


Si, era complejo. Terminaba mis clases en el Francisco Miranda a las 5 y a las 5.30 estaba tomando el bus para irme a entrenar. De miércoles a domingo viajábamos a Viña para entrenar o a jugar, llegábamos a casa tipo 11 de la noche, comíamos algo y al otro día la rutina seguía. En mi pasada por el Everton aprendí mucho, ahí fue donde me enamoré del fútbol y también donde me llegó la oportunidad de estudiar, puesto que ingresé mediante beca deportiva a la Universidad de Playa Ancha sin dar PSU.


-Siguió el fútbol en la Universidad entonces


Claramente. Me dedicaba a los estudios y también a jugar, puesto que eso mantenía mi beca en la universidad, tuve muy lindos recuerdos. Conocí muchos lugares. Fui capitana, ganamos torneos y jugamos en varias ciudades en torneos nacionales. Toda mi carrera ha estado ligada al fútbol femenino.


-¿Cómo llegas a San Luis?


Cuando terminé la universidad, volví a Quillota. Ahí fui a San Luis a probarme en su rama femenina cuando entrenaban en la cancha de Fútbol Plaza que está cerca de la población Rebolar. En ese entonces no había condiciones para nosotras, de hecho, teníamos que nosotros costear el arriendo de la cancha. Estuve alrededor de 6 meses y después dejé de ir, era muy amateur todo. Volví cuando comenzaron los entrenamientos en el estadio y en el complejo deportivo, ahí las cosas eran un poco más serias. Pablo Bolados me dio la oportunidad de retomar el fútbol en San Luis.


-Fuiste parte del primer grupo que firmó contrato profesional.


Estoy super agradecida de esa oportunidad. Lástima que por mis estudios tuve que dejarlo, pero cuando me enteré de que era una de las contratadas me cambió la vida, mi forma de ver el fútbol también. Ya no verlo como un hobbie sino que verlo como un trabajo, verlo como tu responsabilidad. Ser deportista profesional no es sencillo, es un estilo de vida que no es fácil de llevar y eso me abrió mucho los ojos.


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-Cumpliste el sueño de muchos el vestir la camiseta de San Luis.


Yo amo San Luis, es el equipo de mi ciudad. Mi abuelo, mis tíos son todos san luisinos y, jugar, pertenecer al club y ser histórica como una de las primeras jugadoras profesionales me llena el alma y enorgullece. Me duele haberme ido, porque en San Luis femenino más que un plantel somos una familia.


-¿Se nota mucho la diferencia entre las ligas chilenas a las de Japón?.


No hay ligas de fútbol femenino locales, pero si en las universidades. Las chicas de mi universidad entrenan todos los días, de martes a domingo por alrededor de 3 horas. Es un régimen de mucha disciplina, donde las jugadoras tienen todos los implementos listos cuando llega la director técnico. Ella tiene un cuerpo técnico de alrededor de 10 personas, donde incluye: 2 ayudantes, 1 preparador de arquero, 1 preparador físico, 3 kinesiólogos y 3 otros ayudantes. De ellos solamente la técnico es remunerada, el resto son todos estudiantes que más que el dinero, buscan es el prestigio de pertenecer a una institución que compita y obtenga resultados.

En infraestructura, la diferencia es enorme. Acá las canchas son abiertas, tú puedes ocuparlas de forma gratuita y nadie dice nada porque las utilizas. Y ojo, no solamente para jugar fútbol, puedes jugar basquetbol, bádminton, baseball, tenis. La cantidad de espacios abiertos es enorme y gratis, es una de las formas que tienen de fomentar el deporte y la vida sana. Espero que los juegos panamericanos dejen ese legado, el de tener más lugares abiertos para hacer deporte.


-Como futbolista profesional, ¿cómo ves el fútbol profesional femenino?


La profesionalización va más allá de tener contratos. Es tener gente profesional a cargo de las ramas, que sepan de administración y de fútbol, que haya condiciones mínimas como camisetas, camarines, agua caliente, balones y canchas para entrenar. Nos queda mucho por ver y por crecer, la ANFP debe ver formas para hacer crecer el valor del fútbol femenino. Educar, traspasar los valores del deporte a la sociedad.


-Para finalizar ¿cuál es el sueño de Daniela Carreño?


Me quiero formar y ser una DT en Japón, obtener una licencia y quedarme trabajando acá. Aquí las condiciones son otras, las pagas y el estilo de vida es ideal. No debo preocuparme de que me van a asaltar o alguien me quiera violentar. Si me toca volver, quiero trabajar en fútbol, en la selección o en algo que me permita compartir los conocimientos que he adquirido acá. La beca en la que estoy actualmente me permite postular al doctorado y tengo la posibilidad de seguir acá. Japón me está dando posibilidades y las quiero tomar.


Fernando Basualto-Ansaldo

SoyCanario



 

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